11 jul 2012

TABOGA, la isla de las flores.

A apenas una hora en transbordador de Ciudad de Panamá encontramos un remanso de paz; una manera de alejarse por unos días del bullicio y el ruido de la capital. La isla de Taboga, rodeada de los islotes de El Morro, Taboguilla y Urabá, es un paraíso de flores, selva tropical y tranquilas playas.

No sólo puede presumir de historia y edificios coloniales, sino que es un refugio de pelícanos. Aquí, el viajero encontrará unos más que interesantes rincones a explorar en la blanquísima Iglesia de San Pedro, el jardín de Cantarrana con el Cristo de Buga o la casa de Francisco Pizarro. Pero también puede aprovechar para subir a los cerros de Tres Cruces o de El Vigía, observar el Urabá o relajarse en las recoletas arenas de las playas de Honda, Barlovento, Diablo o La Restinga. Si a ello unimos los económicos precios de los alojamientos y la posibilidad de practicar la pesca y el submarinismo, la visita se hace obligada.

La isla de Taboga o simplemente Taboga, es una isla que se encuentra en el Golfo de Panamá, a unos 20 km de la ciudad de Panamá.  Se la conoce con el calificativo popular de Isla de las Flores, por su exuberante vegetación tropical, florecida casi todo el año.

Debido a su cercanía a la costa, el descubrimiento de esta isla fue una consecuencia lógica del descubrimiento del Mar del Sur(océano Pacífico) en 1513, por Vasco Núñez de Balboa.

Durante el siglo XVII, la isla fue frecuentada por piratas que la utilizaron para abastecerse. El pirata Henry Morgan envió tropas a la isla en 1671 con orden de saquearla, sin embargo, se cree que se dedicaron a tomarse todo el vino del lugar, sin causar más estragos, ni daño a sus habitantes.

A mediados del siglo XIX, durante la fiebre del oro, la isla gozó de una gran riqueza, pues era un paso obligatorio. La tradición y algunos cronistas señalan que la primera mujer americana canonizada por la Iglesia Católica, Santa Rosa de Lima, nació en la isla alrededor de esta época, mientras sus padres vivían allí. Por esta razón, a veces se le llama "Santa Rosa de Lima, la Tabogana".

Durante la Segunda Guerra Mundial, la siempre tranquila Taboga albergó una base militar estadounidense, que representó un gran impulso económico, por el número de soldados estacionados allí.

Aún cuando se practican la pesca y otras actividades económicas, la principal actividad de la economía de la isla es el turismo. Debido a su belleza y su cercanía con la capital panameña, Taboga se ha convertido en una popular atracción turística. Se puede llegar a ella en transbordadores que parten desde un muelle y tardan cerca de 45 minutos en llegar a la isla.

En el poblado, que todavía conserva su aspecto original, pueden encontrarse cafeterías, bares, restaurantes y hoteles.

Uno de los sitios más populares es la playa de La Restinga, ubicada cerca del muelle del poblado. En esta playa, cuando la marea es baja, una barra de arena separa la isla de otra pequeña, conocida como El Morro de Taboga. Cerca de esta última playa, en las faldas de El Morro, pueden observarse aún los vestigios de un antiguo astillero. Más allá del poblado, se alza una elevación conocida como Cerro de la Cruz, por una monumental cruz que se halla en su cima. Desde este punto se puede disfrutar de excelentes vistas hacia el pueblo y hacia la vecina isla de Urabá. Además, se encuentra aquí la Cueva de San Pedro, las ruinas del Convento de Españoles y la casa de Francisco Pizarro, conquistador del Perú.

+ INFO: http://www.tabogapanama.com/index.php?option=com_content&view=article&id=22&Itemid=50

 

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